Con permiso de la Fundación Atresmedia que lleva un curso con esto de la Alfabetización Mediática e Informacional (AMI), llevamos 11 años dedicándonos a enseñar y explicar un lenguaje maravilloso pero profundamente desconocido: el lenguaje audiovisual. No fuimos los primeros, por supuesto, ni, a la vista está, somos los últimos. Pero es cierto que somos muy pocos los que nos dedicamos a este campo de la educomunicación y eso debería llevarnos a reflexión.
Pasamos gran parte de nuestro día delante de diferentes pantallas, tanto en el trabajo, como en el hogar como en nuestro tiempo de ocio. Consumimos, de forma compulsiva en ocasiones, películas y series gracias a la panoplia de plataformas de streaming disponibles. Empleamos en nuestro trabajo presentaciones, vídeos ilustrativos, imágenes y un largo etcétera de recursos disponibles. Incluso amenizamos nuestras reuniones sociales con diferentes músicas según lo que queramos transmitir.
Y, sin embargo, somos unos completos analfabetos en este lenguaje. Lo empleamos, sí, incluso ya somos lo que en el mundo académico se llama prosumidores (vocablo que mezcla las palabras productores y consumidores) y que indica que cada vez más somos creadores de contenido además de verlo. Sin embargo, lo hacemos sin un mínimo conocimiento del mismo, lo que puede llevarnos a lanzar mensajes contradictorios, sin saberlo, o incluso contrarios a nuestro propio interés (ahí están las redes sociales y la de apuros en que nos meten).
Pero es que además, y como todo lenguaje humano, el audiovisual sirve para transmitir mensajes. Es decir, que cada vez que nos ponemos delante de una pantalla, estamos expuestos a mensajes que otras personas, que sí dominan este lenguaje, nos están enviando. Y no somos conscientes de ello. Pero los asimilamos. Aprendemos. Interiorizamos.
Por eso es esencial aprender a Leer el Cine. Un aspecto que ninguna ley educativa ha recogido de forma profunda y como debiera tratarse, como una asignatura propia. Ese es nuestro objetivo (aunque nos deje sin empleo) pero mientras llega, conviene preguntarse:
¿Qué nos cuentan las películas de acción?
Porque este curso 2023-24 vamos a dedicarlo a aprender cómo se hacen y por qué se usan los efectos especiales tradicionales. Has leído bien, tradicionales, es decir, artesanales.
Y es que en un mundo en el que todo parece que tiene que ser digital, empleando ordenadores cada vez más potentes y programas cada vez más complejos, vamos a reivindicar el trabajo manual hecho durante décadas por artesanos en la magia de engañar a nuestro ojo y que creamos que delante de ellos ocurren cosas que, en realidad, no son tales.
Por supuesto estaréis pensando en las explosiones típicas, pero es que el mundo de las ilusiones visuales es mucho mayor como veremos en este curso. Desde las maquetas, al trabajo de los especialistas, las marionetas o animatrónicos a los efectos metereológicos… todo aquello que hace falta que se vea en imagen y que de forma natural no se da y haya que recrearlo, será lo que veamos. Y sí, también existen los efectos de sonido que también trabajaremos.
Todo gracias a nuestra metodología ACC (Aprende-Comprende-Comunica) con la que pretendemos cubrir todas las patas de la Alfabetización Mediática e Informacional (AMI) como marca la ONU.
Desarrollaremos competencias TIC gracias a las prácticas en directo en las que aprenderemos los procesos e incluso ofrecemos tutoriales en internet para aplicarlo en el aula. Entenderemos cómo se emplean los efectos de un modo narrativo. Aprenderemos que, en el lenguaje audiovisual, nada es casual y que todo obedece a una planificación y un uso de los recursos disponibles de acuerdo a unas normas de “ortografía”.
Es decir, abordamos el audiovisual como un idioma que hay que aprender a dominar para comunicarnos con él. Y, por último, se desarrolla el espíritu crítico del espectador que es, para nosotros, lo esencial. Aprender, mediante el cuestionamiento, que lo que vemos nos remite mensajes que, si no somos capaces de verlos, pueden hacer que asimílenos cuestiones que nos sean perjudiciales.
Así, por ejemplo, analizaremos el género audiovisual que tradicionalmente más ha empleado los efectos especiales artesanales, el cine de acción. Y lo haremos desde una perspectiva muy curiosa, cómo este cine ha configurado nuestra forma de entender la realidad geopolítica de nuestro mundo apuntalando filias y fobias gracias a los villanos de este tipo de contenidos.
A priori, seguro que piensas que exagero. Pero puedo garantizarte que cuando acabemos la sesión, verás las películas, series, vídeos… de otra forma. Esa es la ventaja del conocimiento, que te ayuda a ver lo que otros realmente han querido contarte.
La pregunta es ¿por qué nadie considera esta educación en Alfabetización Mediática e Informacional importante?